martes, 28 de septiembre de 2010

Ángel Gómez - Entrevista en Revista Ecuagol

Entrevista publicada en marzo del 2010

Aquí se muestra que Gómez sí participó del armado del equipo en el 2010, y que el sistema del 4-3-3 también fue parte de su trabajo, ya que llegó al club en noviembre.

BARCELONA Y MEDIAPRO

Con la firma que ahora asesora al club, Mediapro, ¿cómo nació el vínculo?

Igual, por conocimientos futbolísticos. Ellos ya sabían quién era, los ayudé en temas muy concretos en equipos como, por ejemplo, el Bolton de Inglaterra, con asesoramientos de eventos deportivos que se realizaron. Tenía una relación estrecha con Emili Pons, director de Mediapro, y Sergi Vieta, director del proyecto. Ellos me ofrecieron esta oportunidad; vine en noviembre en primera instancia para ver cómo estaba todo, y finalmente me quedé aquí.

¿Qué le atrajo de la propuesta?

Realmente me sedujo el proyecto, grande, con un club como Barcelona que lo conoces en todo el mundo; en España se sabe lo representativo que es. Y una vez aquí, observar la hinchada que tenemos, el enorme potencial que existe, me convenció para trabajar en este club.

Llegó en noviembre, poco tiempo después de salvar la categoría. Un decisión arriesgada al dejar un club como el Mallorca...

Sí me sorprendió lo que sucedió con el equipo, pero personalmente me atraen este tipo de retos. Veía lo que pasó con Barcelona en los últimos años y me sorprendía mucho que no consiguiera éxitos deportivos y que sucedía todo lo contrario, es decir, sufriendo mucho. Por eso, después de hacer el diagnóstico inicial de las posibilidades que teníamos, fue realmente cuando me convencí que debía quedarme y ayudar.

¿Cuál es el trabajo exacto que desempeñas en el club?

Apoyar al máximo al cuerpo técnico para que todos sus problemas o necesidades se los solvente; igual con los futbolistas en lo que se refiere a sus situaciones contractuales y personales en las que la dirigencia está más separada, como un enlace. Obviamente, evaluar el trabajo que se realiza en el primer equipo para sumar y que las cosas mejores; y también tener un conocimiento integral del torneo ecuatoriano para incorporar jugadores interesantes que se ajusten a nuestras necesidades, un trabajo más a largo plazo.

Ese trabajo por lo general lo realiza un ex jugador del club, que es quien conoce su historia y mantiene una buena imagen frente al hincha...

Realmente lo relativizo porque trato de aportar mi profesionalidad al club, partiendo desde el sentimiento que pertenezco a una entidad que tiene mucho peso en el país. Entonces, lo único que intento, independientemente no haber tenido la suerte de jugar en este club, es llevar mi trabajo de la mejor forma.

¿No hay que sentir la camiseta como jugador para ser el encargado de llevar las riendas del ámbito deportivo del club, en este caso del fútbol?

Realmente es una pena que no tuviera la oportunidad de vestir esta camiseta; si me hubiera pasado, de seguro venía para disfrutar todo esto como jugador. A veces veo al futbolista en la cancha y siento una envidia sana de no estar ahí. Ahora, nunca me podrán criticar por sentir falta de identidad ni mucho menos. Me aplico 100% al club y me esfuerzo como si Barcelona fuera mi club de toda la vida.

¿En base a qué evaluaste la realidad del club?

Mi primer encuentro con los directivos fue netamente para preguntar muchas cosas sobre el club y tener un diagnóstico inicial. La segunda vez que nos reunimos, ya más oficial, fue para plantearles cuán lejos estábamos de lo que considerábamos un club ideal en lo deportivo.

¿Cuál fue el diagnóstico?

Habían cosas muy bien hechas, pero otras que tenían un gran margen de mejora. Lo importante que observamos es que necesitábamos una política deportiva, una filosofía de juego, una metodología de trabajo, y que eso tenía que estar por encima de Ángel Gómez o cualquier persona. Todo esto se tenía que analizar para luego poner en práctica. Sin todo esto, las cosas no pueden salir bien.

Además, percibía que existía una gran presión hacia el club por parte de todos, lo que muchas veces te lleva a tomar decisiones incorrectas. También teníamos que marcar la pauta en ese campo: saber que las decisiones se las toma en equipo, y con mucha calma. Sobraba subjetividad y faltaba objetividad.

Entre lo objetivo, ¿qué rescataste?

Que teníamos un buen equipo, con futbolistas muy interesante, con una dirigencia con ganas de mejorar en lo deportivo, con un cuerpo técnico que ya no quería sufrir como el año pasado y disfrutar un poco más, y sobretodo la hinchada fiel que tiene este equipo; es un tema que te llena de orgullo y responsabilidad para trabajar al 100%.

¿Y de lo subjetivo?

Por ejemplo, en las formativas no había un criterio único de trabajo; cada entrenador trabajaba a su manera, los chicos no tenían esa identidad de club, sino de su entrenador. En el lado del primer equipo, que tuviéramos una identidad de juego, con parámetros objetivos a la hora de contratar jugadores para minimizar el margen de error a la hora de incorporar. También era vital la comunicación entre departamentos; cada uno trabajaba bien, pero por separado.

Sobre estos ajustes, por ejemplo en el 4-3-3, ¿en base a qué idea sustentaron este cambio del 4-4-2 clásico de Barcelona?

Nos basamos en un importante inconveniente que tenía el club al momento de disputar partidos en la Sierra, con una diferencia abismal en el físico. Entonces, planteamos sistemas de juego que si se aplica racionalmente, minimiza el desgaste. También que nos ayude a las triangulaciones, por ejemplo, el 4-3-3 forma muchos triángulos; cuando tenemos el balón surgen varias salidas de pase, y cuando no lo tenemos, hay distintas combinaciones defensivas.

Pero independientemente del sistema de juego que se evaluó, lo importante es que tuviéramos uno establecido para incorporar jugadores que se adaptaran a este perfil, y que esté quien esté, se mantenga, y que también se aplique desde la Sub 12 hasta las reservas.

Y en la incorporación de jugadores, ¿qué trabajo se realizó?

Luego de definir el sistema de juego que utilizaríamos, buscábamos qué características debía tener cada jugador en función de su posición, y esos son los parámetros objetivos. Por ejemplo, que tenga cierta edad, que sea zurdo o diestro, más rápido o técnico, más potente en el juego aéreo, entre otras cosas, requisitos que el jugador tenía que cumplir para que encajara dentro del sistema de juego.

¿En cuánto tiempo se evaluó?

Nos tomamos todo noviembre para hacerlo, conocer qué futbolistas nos interesaban ratificarlos, conversar con los que no entraban en nuestros planes y contratar a 10 futbolistas que nos interesaban; algunos vinieron y otros no.


La verdad es una sola... No hay que mentir para "encaminar" un nuevo proyecto que, desde el principio, nace mal: como un simple discurso de salvación a tres temporadas nefastas en Barcelona.

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